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martes, 14 de febrero de 2017

texto del trabajo en homenaje a Miranda y poema de Héctor Bello

Miranda
La Larga noche del General

Todos los avatares que acontecieron
en la última noche de vida de El precursor
fueron llevadas al teatro venezolano.


     El 14 de julio de 1816, en una celda de La Carraca, España, muere Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez, llamado La espada de la Gironda, El Generalísimo y ahora también Almirante en Jefe del pueblo venezolano. El héroe en su transición fue representado por un grupo de actores y actrices el año 2006, en las ciudades de Punto Fijo, estado Falcón ; Maracay, estado Aragua y la capital del país, en un proyecto mancomunado del Teatro Estable de Maracay y la Casa del Artista, con motivo de la celebración nacional del Bicentenario de la llegada de Miranda, en 1806, a las playas de Ocumare de la Costa y La Vela de Coro,  lugar este donde logró izar nuestra bandera . La obra de teatro escrita por el autor venezolano José Francisco Chapman, presentaba al público con el título La Larga Noche Del General, el ensueño caótico y poético del personaje la noche de su deceso. Rememorar ese montaje teatral en este Bicentenario de 2016,es reivindicar el esfuerzo creador del Teatro Estable de Maracay  en ese homenaje al prócer, a los actores y actrices que interpretaron esa semblanza, al autor de la obra y en especial al actor y poeta, también trascendido, Héctor Eduardo Bello, El Chino quien protagonizo al Generalísimo en su  crepusculario.
     En La Larga Noche Del General, asistimos al final de un inicio. Miranda, en La Carraca, afronta el reto más grande de su vida: la eternidad. Frente a ese coloso de 66 años se presentan los humores del cuerpo, la ansiedad del espíritu y la guerra ideológica; esta última, para un soñador es la más difícil de sortear: república contra monarquía, iluminismo contra la inquisición. No lo dejaran en paz hasta la muerte física, pues en definitiva, quien saltó  espada e ideas en alto de América al África, del África a Europa, salvó su cabeza  ante el  terror de Robespiere, fundó la logia de los Hombres Racionales y fue luz de la emancipación hispanoamericana, no sería perdonado por la opresión clerical y política.
     Aquejado con un balazo antiguo en una pierna, mermado por el escorbuto,el dolor del destierro, el aislamiento en prisión, sin batallas, amarrado a las sombras; aventura en sus planes, vieja maña, una fuga. Escapar del olvido, de la soledad, de la crueldad, la ingratitud. Mitigan esos días la bondad y el amor de su siervo, Pedro José Morán, sus escritores proscritos: Horacio, Homero, Rousseau,  Voltairey una hermosa espía ,Antonia de Salis, quien fragua el escape.
     En medio del delirio que provocan las fiebres, llueven los fantasmas de una vida legendaria; vienen a evocar momentos imborrables: sus amores, sus azares, sus luchas, su Colombeia, la Capitulación con sus demonios desatados; a pesar de todo, su esperanza  libertaria esta intacta.
     Miranda, en su ocaso es vencido, pero el viejo marino trashumante, lanzado al agravio de una  fosa común, insurge del salitre, replica como el terremoto de 1812 que lo puso al frente de nuestros ejércitos, se enciende como una luciérnaga en la noche larga que lo vio despedirse. La apoplejía rompió el cerebro, mas no pudo con las ideas: ellas se esparcieron, son el emblema de la alborada emancipadora en Latinoamérica y el Caribe; en Norte América y Francia, también es precursor. Su tricolor nos honra mon general, señor librepensador, maestro preclaro, escribano abundante, polisémico, multivoces, enamorador, enamorado, trotapueblos. Nos honra ¡Generalísimo! Paisano.


Eleazar Marín.
    
        


ESPADA DE LA GIRONDA, PEÑÓN DE GIBRALTAR
Por Héctor Bello, El Chino

Bochinche, Bochinche,
Estos coños de madre no saben hacer
Sino bochinche
.F: de Miranda, paráfrasis



Francisco de Miranda advirtió en el presagio
Orillero y mezquino de Caracas
(recuperado que hubo su padre pundonor,
hebillas y bastones)
que era la muerte por aquellos días
el más precario de los argumentos.

Por eso no pudo emboscarlo la infamia
en los cuarteles españoles,
ni las más hilvanadas conspiraciones habaneras
opacaron su temprana gloria en Pensacola.

Supo oír en la voz opacada de los espías europeos
(cercana al sotto voce de las alcahuetas)
El maledetto de nosécuantos maridos iracundos.

Aunque en Valmy
alcanzó a verla en el fogonazo de sendos arcabuces,
no tuvo certeza de la Eternidad sino en la peripecia
que terminó trocando su cuello por el cuello
de Robespiere, a doce pasos del Terror
como quien dice
a la vera del piadoso artilugio

Una esquela de Haydn testimonia
-notas más, notas menos-
Que Miranda alteraba las letras de su nombre
Para llamarse Amindra, flauta,
clavecín,
inequívoco arete en el lóbulo izquierdo
de las revoluciones

Por eso el arrojo inmortal frente a las costas
de Ocumare
en el tragicómico desembarco en La Vela,
a
al cabo de los tránsfugas de La Víctoria
o rodeado por siete mil monteverdes en La Guaira
La víspera de su fuga

(como todo el mundo sabe
Sebastián Francisco de Miranda se burló de la muerte
evadiéndose de La Carraca
la madrugada de 14 de julio de 1816
para erigirse como un Peñón
entre las costas de Cádiz y Marruecos)
la víspera, digo, de su fuga)
El cándido Voltaire amaneció en sus sueños
y  le dijo
-Consuélate masón,
Tus victimarios no contaran siquiera
Con una antesala en el infierno.


Este poema pertenece al libro Alteraturas, de Héctor Bello .El poeta, hace en este hermoso texto un homenaje lírico cargado de ironía comediante.

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